«Una vez lloré porque no tenía zapatillas para jugar al fútbol, pero un día vi a un hombre sin pies, y me di cuenta de lo afortunado que era»

«Una vez lloré porque no tenía zapatillas para jugar al fútbol, pero un día vi a un hombre sin pies, y me di cuenta de lo afortunado que era».

Esta frase pertenece al gran Zinedine Zidane, uno de los mejores futbolistas que pisó un campo de juego.

Ganador del «Balón de Oro» en 1998, 3 veces elegido jugador del año por la FIFA, campeón del Mundo y de la Eurocopa con Francia, campeón de la Champions y de la Intercontinental con el Real Madrid, club del cuál después sería entrenador, logrando 3 Champions y 2 Mundiales de Clubes, son la carta presentación de esta leyenda.

Sus inicios en el fútbol no fueron fáciles, vivía en un barrio complicado de Marsella, y en esa época practicar este deporte estaba casi vetado para los inmigrantes.

Sus padres habían llegado de Argelia, su padre -Smail Zidane- era vigilante por la noche en una tienda, y su madre ama de casa estaba al cuidado de sus 5 hijos (4 varones y 1 mujer). El dinero no alcanzaba en la casa de los Zidane, por lo que había que buscar otras alternativas.

Zinedine era resistido y víctima constante de racismo debido a sus orígenes, pero pese a ello nunca se entregó y siguió luchando por su sueño: jugar al fútbol, y tratar de ayudar a su familia.

Se marchó de su ciudad, y encontró en Cannes la posibilidad de concretarlo, hizo las Juveniles desde 1986 a 1989, año en que debutaría en la Primera División de la Liga Francesa, comenzando así una carrera que sería ascendente.

Zinedine Zidane…crack como pocos.

Antony Callero

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