En 1939, Alemania invadió Polonia, y de esa manera estalló la Segunda Guerra Mundial, donde Italia era su principal aliado.
En esos momentos, Italia era la bi campeona del mundo, tras los éxitos obtenidos en 1934 y 1938, por lo que tenía en su poder la Copa del Mundo, que en 1946 pasaría a denominarse Trofeo «Jules Rimet».
Temiendo que dicho trofeo fuera robado por los nazis, el dirigente de la Federación Italiana, Ottorino Barassi -quién llegó a ser Vice Presidente de la FIFA-, retiró el mismo desde la caja fuerte de un banco en Roma, y lo guardó en su casa en una caja de zapatos, debajo de su cama.
Integrantes de la Gestapo (policía Secreta Nazi) buscaron dicho trofeo, y llegaron hasta la casa de Barassi, pero no encontraron nada. El directivo les dijo que probablemente el trofeo estaría en Milán, para poder despistarlos.
Para mayor seguridad, en 1943 dejó el trofeo en manos del abogado de la Federación Italiana, Giovanni Mauro, quién a su vez lo llevó a la casa de Aldo Cevenini, un ex jugador del Milán, quién la escondió hasta que finalizara la guerra.
En gesto de agradecimiento por haber salvado el mismo, Italia no fue excluida de la Copa del Mundo de 1950 en Brasil, la primera edición post guerra, de la cuál no pudieron participar Alemania y Japón.
Antony Callero